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jueves, 19 de agosto de 2010

Fiesta de la Transfiguración de Nuestro Señor Jesucristo en el Monte Tabor



Hoy 6 de agosto según el calendario juliano (19 de agosto según el calendario gregoriano), se celebra una de las grandes fiestas del oriente cristiano: La Tranfiguración del Señor.
Esta fiesta no es solo una conmemoración de un evento pasado, sino una verdadera actualización de todo el misterio de Cristo, del que cada uno se ha convertido en portador y partícipe gracias a la Santa Comunión.

El aspecto fulgurante del Hijo de Dios ilumina cada 6 de agosto el rostro de la Iglesia y de cada uno de los creyentes que suben con Pedro, Santiago y Juan a la cima de la Santa Montaña, el Monte Tabor. Así como el Señor eligió "en particular" (Mt 17,1), a sus discípulos para subir a la montaña a orar (Lc 9,28), así los monjes, renunciando al mundo, viven en "hesiquia" y "oración", viviendo ya aquí y ahora, en la luz de la Transifiguración. Así la Transfiguración del Señor es modelo de nuestra propia deificación, es la fiesta por excelencia del monaquismo. Al ocultarse el sol, el monje desciende con Jesús, revestido de Jesús, alimentado del Pan Divino y de la incesante memoria de su Nombre, para continuar su camino hacia la Jerusalén Celeste en su propia celda, ya sea el monasterio, ya sea la skita, debe estar en su puesto, el lugar de su crucifixión y de su sepultura. El único lugar donde puede vivir el cielo sobre la tierra, pues cada monasterio es en sí mismo la nueva Jerusalén "que desciende del cielo, de junto a la gloria de Dios" (Ap 21, 10-11). Como en la ciudad esjatológica de Dios nada existe impuro: "No entrará nada impuro" (Ap 21,27), nada mundano o carnal, todas las cosas tienen una realidad natural, pero están llenas de energías divinas y transmiten a Dios. Los monjes que han renunciado al mundo y a la realidad mundana, crucificados al mundo como el mundo está crucificado para ellos (Gal 6,14), no viven como esclavos de la fatalidad o de la necesidad, sino como hijos libres del Altísimo, como "hijos de la luz" (Jn 12,36), "hijos luminosos de la Iglesia", cuya "patria está en el cielo" (Fil 3,20). Viven una Divina Liturgia ininterrumpida, una "transfiguración" cotidiana del  mundo, de la materia, del tiempo, del espacio, del movimiento, de la acción humana y de la sociedad.


LA FESTIVIDAD DE LA TRANSFIGURACIÓN (*)


La fiesta de la Transfiguración de Nuestro Señor Dios y Salvador Jesucristo ya se celebraba en el siglo IV, según nos consta por San Efrén el Sirio y San Juan Crisóstomo. Es posible que estuviera en relación con la inauguración de una  basílica de la Transfiguración sobre el Monte Tabor. En el calendario romano se introdujo en el 1457, en tiempos de Calixto III, aunque ya existían celebraciones medievales en Galicia y España.

En las vísperas de la liturgia bizantina se subraya la importancia de la fiesta en la que se resalta la belleza primordial de todo lo creado.

"Hoy, en la divina Transfiguración, la entera naturaleza humana brilla con el divino esplendor y exclama con alegría: El Señor se transfigura salvando a todos los hombres"

El tropario final de la fiesta, asi como el kondakio que se repiten hasta el 13 de agosto, dicen asi:

"Dios Cristo que te has transfigurado sobre el monte mostrando a tus discípulos tu gloria en la medida de lo posible. Haz resplandecer también sobre nosotros pecadores tu luz eterna, por las oraciones de la Madre de Dios, Gloria a Tí, dador de luz".

"Dios Cristo, sobre el monte te has transfigurado y tus discípulos, en la medida en que podían, han visto tu gloria, a fin de que los que te iban a ver crucificado, entiendan que tu pasión era voluntaria y prediquen al mundo entero que tú eres verdaderamente el esplendor del Padre".

El texto de Vísperas dice:

"Antes de tu crucifixión, Señor, el monte se convirtió en el cielo y una nube se extendió sobre ti como una tienda, mientras te transfigurabas y el Padre daba testimonio de ti. Entonces estaban presente Pedro, Santiago y Juan, los mismos que estuvieron contigo en el momento de la traición, para que, habiendo visto tus maravillas, no se turbasen con tus sufrimientos. Concédenos adorarte en paz por tu gran misericordia".

Algunos himnos litúrgicos atraen la atención de los fieles hacia la "metamorfosis" de Cristo "esplendor" del Padre; el anuncio de la resurrección de Jesús es también la nuestra; la divinización de la naturaleza humana, oscurecida en Adán, aparece ahora iluminada.

"Luz inmutable de la luz del Padre no engendrado. Verbo, en la luz brillante hoy hemos visto sobre el Tabor la luz del Padre y del Espíritu que ilumina a toda criatura".

"Venid, vayamos al monte del Señor, a la casa de nuestro Dios, y veremos la gloria de la Transfiguración, gloria del Unigénito del Padre; en la luz recibiremos la luz y elevados por el Espíritu, cantaremos por los siglos la Trinidad consustancial".

"Cristo, revestido totalmente de Adán. Has iluminado la naturaleza oscurecida durante un tiempo y con la metamorfosis de tu aspecto la has divinizado".

La invitación a la oración de San Juan Damasceno, siglo VIII, permanece en la oda novena:

"Venid pueblos, seguidme. Vayamos al monte santo junto al cielo, permanezcamos en la ciudad del Dios vivo y contemplemos la inmaterial divinidad del Padre y del Espíritu que resplandece en el Hijo único".

"Oh Cristo que me has atraído y transformado con tu divino amor, limpia mis pecados en el fuego inmaterial y lléname de sus delicias, para que, exultante de alegría, engrandezca, Dios de bondad, tus dos venidas".



(*) De "Luz en la Noche" (Emilianos de Simonos Petras, Ed. Narcea) 

3 comentarios:

Bloguerosconelpapa dijo...

Hola Raquel, muchas gracias por tu apoyo y participación en el blog del Papa. Que Dios te bendiga siempre.

Muy bonito tu blog, felicidades.

Un abrazo.

Hermana Raquel dijo...

Gracias Blogueros con el Papa!, vuestro blog es una hermoso apostolado, también los felicito. Reciban todos uds. la bendición de la Madre de Dios del Portal de Iver.Un abrazo en el Señor!

Unknown dijo...

hola gracias por tan baliosa enformacion esta pagina esta muy hermoza y me gusto mucho que Dios bendiga a los que la rehalesan asta pronto