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viernes, 10 de junio de 2011

Pentecostés: Descenso del Espíritu Santo, es la Fiesta de la Santísima Trinidad


por Hieromonje Diego (Flamini)




¡Rey Celestial, Consolador,* Espíritu de la Verdad,* que estás en todo lugar y todo
lo llenas.* Tesoro de Bienes y Dador de Vida,* ven y habita en nosotros,
* y purifica, Oh Bueno, nuestras almas!



Esta gran solemnidad de la Iglesia tiene un inmenso significado para los cristianos: de acuerdo a lo que relatan las Sagradas Escrituras, con el descenso del Espíritu Santo - Dios - nace la Iglesia, Cuerpo de Cristo, construida sobre la Roca que es Cristo, y edificada por el Espíritu Santo. Ahora bien, para los cristianos, celebrar los misterios de Dios, no significa sólo recordarlos, o meditar en ellos, lo cual es bueno, sino que por medio de la Liturgia, esos misterios se hacen presentes ante nosotros, renovando para nuestro beneficio la presentación, la aparición de lo que se celebra delante de los que asistimos con el corazón arrepentido, gozoso, y con fe.

En nuestra tradición bizantina, cuando celebramos el descenso del Espíritu Santo, vemos revelada a la Trinidad Santa por completo: Cristo, Nuestro Dios, nos había prometido que enviaría a otro Abogado delante del Padre. El Espíritu Bueno y Dador de Vida es, al decir de los Santos Padres, el Alma de la Iglesia, Cuerpo de Cristo; es el Alma de nuestra alma y Dador generosísimo de todo lo que poseemos.

Vemos al ícono de la Santísima Trinidad, que recoge el relato del libro del Génesis, sobre la visita de los Tres Enviados que se presentaron ante Abraham y Sara, que sentados a la Mesa, comparten un cordero como alimento…Miramos otra vez, y comprendemos la invitación, ya no de Abraham y Sara, sino de los Tres que dialogan suavemente entre sí:

“Ved a los hombres – dice el Padre- hambrientos y sedientos de Nuestro Amor Verdadero”

“Padre, déjame ir a buscarlos – dice el Hijo, sentado en medio de los Dos – yo los llamaré vestido como ellos, y no tendrán miedo. Los rescataré con mi brazo fuerte. Mi regazo está lleno de tu Amor: los lavaré y los presentaré ante ti. No me apena alejarme de este Banquete, Oh Luz sin principio ni fin, porque Tú estás en Mí: volveré y beberé la Copa contigo”

“Déjame ir a Mí – dice el Espíritu – seré todo en todos, para que te confiesen en unidad. Gemiré desde ellos hacia Ti, y así serán según nuestro Amor, consustancial e indivisible. ¡Sea ésta la fuerza de los hombres bienaventurados!”

“Bien, salid, Amados de mi Amor, sea vuestra Voluntad, que es la Mía”

El Hijo, sin alejarse del Padre, viene a nosotros y nos dice:


“Yo soy la Palabra del Padre, el Verbo de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero: me ves en el centro porque soy Aquel en cuyas manos todo fue puesto. Estoy a la mesa como el que sirve, y lo que te ofrezco es mi Cuerpo y mi Sangre, mi corazón crucificado y resucitado ¿quieres comer de este manjar? Lava tus manos de sus malas obras, vístete de fiesta y de nuestra Gracia, para que no te avergüences al sentarte con nosotros, y que no acabes fuera del Banquete… Apresúrate, no tardes, que la Cena está servida: descálzate de tus pasos errados y ponte las sandalias del perdón, para que tu senda hasta la Mesa se aligere a cada paso; Ilumina tus pasos con la lámpara del Temor divino, así tendrás esperanza aún cuando pudieres tropezar. Ya mismo levántate, ponte la Túnica de la humildad, para que ninguna espina te enzarce en el recorrido”.

“¿Ves a mi Padre?¿Lo conoces? Mi Rostro está vuelto hacia Él sin cesar, y no puedo ni quiero dejar de contemplarlo. Yo soy todo lo que es Él, soy la Palabra salida de Él, que es la Boca, y vuelta hacia Él como Alabanza eterna…para esto he bajado hasta ti, para que vengas Conmigo hasta Él, lo mires sin cesar y encuentres en sus ojos Casa y Alimento, Lumbre y Vestido”.

“¿Ves al Espíritu Santo? Él también salió del Padre, es el Aliento, y todo lo que es mío, también es del Espíritu, Dios verdadero. Todo lo que Él toca, cobra Vida: deja que entre hasta la médula de tus huesos, y serás una nueva creatura, por nuestra triple Bondad: Cree en nosotros, y abre de par en par tus puertas. ¡corre hacia mis brazos, pequeño, imagen mía, y gózate en nuestra mutua semejanza eterna!”

¡Oh Tres que sois Uno, entrad a mi pobre morada desprovista de bienes y dadme la Vida!

¡Oh Uno que eres Tres, apiádate de mí, sálvame y llévame al Banquete de tu Luz!. (*)


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Este domingo próximo celebramos en el rito bizantino Pentecostés Fiesta de la Santísima Trinidad. (el icono que se venera en esta fiesta es el icono de la Santísima Trinidad)

 La particularidad del Servicio en el día de Pentecostés, es la lectura de rodillas (genuflexiones) de las oraciones especiales, escritas por San Basilio el Grande. Estas oraciones se leen durante el Servicio Vespertino, que se oficia luego de la Divina Liturgia.

 El lunes siguiente es llamado Lunes de Pentecostés Día del Espíritu Santo. 



Oración al Espíritu Santo: Rey Celestial, Consolador, Espíritu de la Verdad, que estás en todo lugar y todo lo llenas. Tesoro de Bienes y Dador de Vida. Ven y mora en nosotros, y purifícanos de toda mancha, y salva, Oh Bueno, nuestras almas.

Молитва Святому Духу: Царю Небесный, Утешителю, Душе истины, Иже везде сый и вся исполняяй, Сокровище благих и жизни Подателю, прииди и вселися в ны, и очисти ны от всякия скверны, и спаси, Блаже, души наша. 








2 comentarios:

eligelavida dijo...

Feliz Domingo de Pentecostés!

Hermana Raquel dijo...

Gracias! Igualmente para vos. Que el Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida, habite en tu corazón y te santifique cada día. Dios te bendiga!.