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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Inmaculada y Purísima Concepción de la Madre de Dios en el seno de Santa Ana

Hoy 9 de diciembre según el calendario juliano, se celebra la "Inmaculada y Purísima Concepción de la Madre de Dios en el seno de Santa Ana".

El tiempo del cumplimiento de la salvación se aproximaba, y el Creador de todo se disponía a renovar la creación. El que saca de la nada, a punto de hacerse hombre, quiso descender a nosotros por una Escala de pureza, libre de mancha y llena de virtudes. 

La que habría de decir “hágase en mí según tu palabra”, había sido convenientemente preparada para tener un arbitrio más libre. Estériles sus padres según la carne e impedidos por la edad, recibieron la fecundidad por la bondad de Dios. El seno de Ana está en nada y vacío, y la chispa de la benevolencia divina crea un Mundo Nuevo, no por lo que contiene, sino por lo que está destinado a llevar. 

Hoy el Espíritu aletea en el seno vacío de Ana, que se une a la nada de Joaquín. Así como Adán fue creado, sin pecado, de la tierra, y la tierra fue sacada de la nada, sin mérito previo, por la infinita condescendencia divina vemos que la Nueva Creación repite el portento y aspira a superarlo. Porque la que comienza a existir  libre del defecto, está libre del mal efecto. 

Y la Madre de Dios y siempre Virgen, es la Nueva Eva, el Nuevo Edén y tierra fértil donde la Semilla de Dios hizo crecer el árbol de la Vida Eterna. María, la Nueva creada, es el inicio de la Nueva Creación. El Verbo, Engendrado por el Padre sin principio, es nacido de Madre que no conoció pecado; Pura la Semilla, pura la Tierra; El Padre, Fuente de toda santidad que la cubre con la sombra del Espíritu, la Madre, fuente toda agraciada de la que mana el Agua de la Vida. ¡Regocijémonos y alegrémonos en el Señor que da la vida, y alabemos a la Madre Purísima concebida!.

Y en honor a mi querida Madre del Cielo, la Toda Santa, la llena de Gracia, la Purísima y Benditísima Virgen María, en este precioso día en el que celebramos el inicio de la Nueva Creación y el comienzo de nuestra salvación, comparto con ustedes este muy conocido Himno a la Madre de Dios, compuesto por San Nectario de Égina: Агни Парфене, más conocido como el Agni Parthene (del griego Αγνή Παρθένε que significa "Oh Virgen Pura"). En este video está cantado por los monjes de un monasterio ortodoxo en Valaam, Rusia, y es la versión que más me gusta. Espero que a ustedes también. 

Añado al final la letra en ruso (porque en griego está en todos lados y es fácil de conseguir al igual que la traducción en español. Ésta última no me gusta como está traducida, voy a tratar de conseguir una buena traducción, lo dejo pendiente para próximos posts.) 

 

Que la Madre de Dios del Portal de Iver los bendiga!.  




Агни Парфене 


Марие, Дево Чистая, Пресвятая Богородице,
Радуйся Невесто Неневестная.
Царице Мати Дево, Руно всех покрывающее,
Радуйся Невесто Неневестная.
Превысшая Небесных Сил, Нетварное Сияние.
Радуйся Невесто Неневестная.
Ликов девичьих Радосте, и Ангелов Превысшая,
Радуйся Невесто Неневестная.
Небес Честная Сило, и Свете паче все светов,
Радуйся Невесто Неневестная.
Честнейшая Владычице всех Небесных Воинств,
Радуйся Невесто Неневестная.
Всех праотцев Надеждо, пророков Исполнение,
Радуйся Невесто Неневестная.
В подвизех Ты - Помоще, Кивоте Бога Слова,
Радуйся Невесто Неневестная.
И девам - Ликование, и матерем - Отрадо,
Радуйся Невесто Неневестная.
Целомудрия Наставнице, душ наших Очищение,
Радуйся Невесто Неневестная.
Покрове ширший облака, и страждущих Пристанище,
Радуйся Невесто Неневестная.
Немощных Покров и Заступнице, Надеждо ненадежных,
Радуйся Невесто Неневестная.
Марие - Мати Христа - Истиннаго Бога,
Радуйся Невесто Неневестная.
Ааронов Жезле Прозябший, Сосуде тихой радости,
Радуйся Невесто Неневестная.
Всех сирых и вдов Утешение, в бедах и скорбех - Помоще,
Радуйся Невесто Неневестная.
Священная и Непорочная, Владычице Всепетая,
Радуйся Невесто Неневестная.
Приклони ко мне милосердие Божественнаго Сына,
Радуйся Невесто Неневестная.
Ходайце спасения, припадая взываю Ти:
Радуйся Невесто Неневестная.


domingo, 19 de diciembre de 2010

San Nicolás, Arzobispo de Myra (+ 345)

Hoy domingo 30º después de Pentecostés, 6 de diciembre según el calendario juliano, celebramos en el rito bizantino a San Nicolás, Arzobispo de Myra (+ 345).

Reliquias de San Nicolás, en Bari.











He aquí un modelo universal de la caridad: arzobispo de la ciudad de Myra en la región de Licia, actual Turquía, se distinguió por la caridad, ya que hizo muchas obras para salvar la vida de los fieles. Su recuerdo y devoción ha quedado en la Iglesia Universal. En el siglo XI, para evitar la destrucción de las reliquias por parte de los turcos, las reliquias fueron trasladadas a Bari, Italia, por lo cual en Occidente conocemos a este santo como “San Nicolás de Bari”.

¡Santo Padre y Jerarca Nicolás, ruega a Dios por nosotros!.

Estos son el tropario y el kondakio que se cantan en esta fiesta:



Tropario, tono 4º 
Canon de fe e icono de mansedumbre* maestro de abstinencia* te has revelado a tu rebaño* por la verdad de tus obras.* Así ganaste, por tu humildad, exaltación* y riquezas por tu pobreza,* Padre y Jerarca Nicolás,* ruega a Cristo Dios* que salve nuestras almas.

Kondakio, tono 3º 
En Myra, Oh Santo, te distinguiste como celebrante de los misterios sagrados,* puesto que cumpliste, Venerable, el Evangelio de Cristo,* ofreciste tu alma por tu pueblo,* y salvaste a los inocentes de la muerte.* Por eso fuiste santificado,* como gran iniciado de la gracia divina.

Aquí hay un tropario cantado por un coro australiano, el St Nicholas Chorale, dirigido por Symon Kohut, bellísimo:

Biografía 

San Nicolás de Myra o San Nicolás de Bari apodado "el Taumaturgo" o "el Milagrero", es un Santo muy venerado por los cristianos ortodoxos, (especialmente por los rusos). El por su amor y su entrega al Señor recibió la gracia de ayudarnos rápidamente con el poder del Espíritu Santo en los momentos más difíciles. 

Nació en Asia Menor a fines del tercer siglo, desde su temprana edad era profundamente religioso. Su tío, el obispo de la ciudad de Pátara viendo la fe del joven, se preocupo por él y lo ordenó sacerdote, siendo joven. Después de la muerte de sus padres Nicolás heredó una gran fortuna, la cual la puso al servicio de los necesitados. Él trataba de ayudar los necesitados en forma anónima, para que no se lo agradezcan.
En la ciudad de Pátara vivía un hombre rico, quien tenía tres hijas. Cuando sus hijas crecieron (llegando a la mayoría de edad), su padre perdió sus negocios y quedó arruinado. Entonces se le ocurrió la idea de utilizar la belleza de sus hijas (prostituirlas) para conseguir los medios para sustentarse. San Nicolás supo de sus planes y decidió  ayudarlos. Se acercó sigilosamente en la noche a la casa del comerciante arruinado y tiró por la ventana una bolsita con monedas de oro. Cuando él encontró la bolsita pudo financiar la dote para casar a su hija mayor. Poco tiempo después tiró la segunda bolsita con monedas de oro y con esta plata casó a su segunda hija. Cuando el Santo tiró la tercera bolsita con monedas de oro para la hija menor, el comerciante lo esperaba. Arrodillándose delante de San Nicolás, él le agradecía llorando por la salvación de su familia del tremendo pecado y deshonor. Después el comerciante mejoró sus negocios y empezó a ayudar a la gente imitando a su benefactor. 

El Santo quiso visitar los Santos Lugares. El viaje con el barco fue tranquilo, pero el Santo supo por revelación divina que encontrarían una tormenta y lo dijo a sus compañeros de viaje. Y pronto empezó la tormenta y la nave se convirtió en un juguete de las olas. Sabiendo que él era sacerdote todos le pidieron a rezar y con las oraciones del Santo el viento se calmó y todos se salvaron y cuando uno de los tripulantes se cayó y murió con la oración del Santo resucitó. 

Después el Santo pensaba irse al desierto y vivir lejos en soledad. Pero el Señor le indicó que lo necesitaba en el mundo y obedeciendo regresó a su patria y a servir a la gente.
No queriendo vivir en la ciudad donde la gente lo conocía y lo elogiaba, el Santo se fue a la cercana ciudad de Mira que era la sede episcopal. San Nicolás vino como un pobre. Amando la Iglesia él iba todos los días. En aquel tiempo falleció el obispo de la ciudad de Mira y todos los obispos se reunieron para elegir al sucesor. No se ponían de acuerdo hasta que uno de ellos aconsejó: “El Señor Mismo debe mostrar Su elección. Recemos, ayunemos y esperaremos la decisión de Dios.” El Señor reveló al obispo que aquel quien entrará primero a la Iglesia debía ser el obispo. El obispo comentó a los otros obispos la revelación y antes de la Divina Liturgia se paró en la entrada esperando al preferido del Señor. Según su costumbre Nicolás entró primero para rezar. Cuando el entraba el obispo le dijo que lo acompañe. Le tomó la mano y le comunicó la Voluntad del Señor de que fuera  obispo de Mira. El Santo obedeció la Voluntad del Señor y olvidándose de sí mismo, se convirtió en el padre de los huérfanos y de los pobres, defensor de los ofendidos y benefactor de todos. Fue una persona de carácter suave, no se enojaba, se vestía con ropa sencilla y comía una vez por día. 
 Cuando empezó la persecución del emperador Diocleciano (284-305) el santo fue encarcelado. En la cárcel con sus palabras y su ejemplo fortalecía a los otros cristianos que sufrían junto con él. Pero el Señor no quiso que él muriese como mártir. El nuevo emperador Constantino fue bueno con los cristianos y les dio el derecho de expresar abiertamente su fe. 

Así el santo regreso a su obispado. Es difícil enumerar las personas que él ayudó y los milagros que hizo. Entre otros milagros cuando en su obispado empezó una severa hambruna el santo se presentó en sueños a un comerciante, quien estaba en Italia con su barco comprando pan, trigo, y comida, el santo le entregó en su sueño monedas de oro y le ordenó  navegar hacia su ciudad para traerle comida. Al despertarse el comerciante capitán, viendo en sus manos las monedas de oro se asustó y para cumplir lo que le ordenaba el santo, trajo la comida al país hambriento del santo, contando a todos la visión milagrosa que lo trajo hasta su región. 

En aquella época en la Iglesia había disturbios a raíz de la herejía del Arrianismo, que negaba la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Para apaciguar la Iglesia, el emperador Constantino llamó al primer Concilio Ecuménico en Nicea, el año 325. Entre los 318 obispos asistentes estuvo también San Nicolás (Obispo de Myra). El Concilio Ecuménico condenó al arrianismo y fueron compuestos los primeros siete artículos del Credo, en el cual se expuso en palabras exactas la fe ortodoxa, la fe en el Señor Jesucristo, quien es el Hijo de Dios, tiene la misma naturaleza de Dios Padre y no es su mejor criatura. Durante los debates del Concilio, cuando San Nicolás escuchó las blasfemias de Arrio, se indignó tanto que le abofeteó delante de todos. El Concilio le retiró su cargo como obispo por violar el orden. Pero algunos obispos tuvieron una visión en la cual veían al Señor Jesucristo entregando a San Nicolás el Evangelio y la Theotokos lo cubría con su velo. Todos los obispos del Concilio comprendieron que el arrianismo es desagradable a Dios y devolvieron su cargo a San Nicolás. 

En otros milagros del santo, el emperador condenó a muerte, a raíz de una falsa denuncia, a tres jefes militares. Acordándose de los milagros de San Nicolás, ellos le pidieron que les ayude. Después de rezar, el santo se presentó en un sueño al emperador ordenándole dejar en libertad a sus fieles servidores, y que en caso contrario sería castigado. "¿Quién eres tu que te atreves a exigirme algo así a mí?- le preguntó el emperador-, "Soy Nicolás, el obispo de Myra" le contestó el santo. Y el emperador revisó el caso y con honor dejó en libertad a los jefes militares.
Una vez navegaba un barco de Egipto a Libia. Se levantó una gran tormenta y el barco estaba a punto de naufragar. Algunos se acordaron de San Nicolás y en sus oraciones le pidieron ayuda. Y vieron que el santo llegó apurado sobre la mar enfurecida, subió al barco y tomó el timón. La tormenta se calmó y el barco llegó bien al puerto. 

San Nicolás falleció en la mitad del siglo IV, siendo anciano. Pero con su muerte no se terminó su ayuda, por el contrario se incrementó. Durante más de mil quinientos años él es quien ayuda rápidamente a todos los que le piden rezando. Hay muchos libros sobre su ayuda y el amor de los ortodoxos sigue aumentando.
Cuando en el año 1087 los sarracenos devastaron la región de Licia, San Nicolás se presentó a un devoto sacerdote, en la ciudad de Bari (Italia) y le ordenó trasladar sus reliquias a esta ciudad. Esta orden del santo fue rápidamente ejecutada y desde entonces sus reliquias se encuentran en la iglesia de esta ciudad. Las reliquias despiden un miro curativo. El recuerdo de este hecho se celebra el 22 de mayo según el calendario actual.  

Antes de enseñar a los niños a esperar ansiosamente a "Papa Noel" en Navidad para premiar su buen comportamiento con un costoso regalo, costumbre totalmente pagana que nada tiene que ver con la espera de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, más bien en esta época de Adviento, de espera del Nacimiento de Nuestro Señor, enseñémosle sobre este gran santo, San Nicolás de Myra, a celebrar y a practicar con su ejemplo la caridad que lo caracterizó durante toda su vida, y preparemos todos juntos nuestros corazones, con la intercesión poderosa de este santo, para adorarlo en el Pesebre como los pastores, con sencillez y humildad, en el momento en que verdaderamente se hace presente ante nosotros este Misterio del Verbo que se reviste de carne, este Misterio del Dios con nosotros : en la Liturgia de su Natividad.


Desde Occidente se propagó la imagen de San Nicolás, Papa Noel o Santa Claus,  y la historia fantasiosa y distorsionada que se ha propuesto nada tiene que ver con la fe cristiana,  con la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.  La verdad es que San Nicolás sí existió y para Gloria de Dios y edificación de su Pueblo, fue un gran santo, cuya vida es digna de dar a conocer a todo el mundo como ejemplo de caridad, y especialmente como un modelo de hombre santo a nuestros niños.



 








Nota:
La biografía extraída de http://es.orthodoxwiki.org/

martes, 23 de noviembre de 2010

Остров: Ostrov - Subtítulos en español mejorados y corregidos

Título: La isla
Título original: Остров (Óstrov)
País: Rusia
Año: 2006
Productora: Pavel Lungin Studio
Director: Pavel Lungin
Guión: Dmitri Sobolev
Reparto: Pyotr Mamonov, Dmitry Dyuzhev, Viktor Suhorukov, Nina Usatova

Sinopsis: (*1)
En 1942, el marinero Anatoly es capturado por los nazis y obligado a cometer un imperdonable acto de barbarie. Treinta años más tarde corren rumores de un hombre santo, conocido como el Padre (Otets) Anatoly, quien vive en una isla casi desierta, es capaz de hacer milagrosas curaciones y puede ver el futuro. Así acuden a él muchas personas, para ser curados de algún mal, o para solucionar algún problema en sus vidas.
El Padre Anatoly (Pyotr Mamonov) es un monje , podría decirse "yurodivi" , o "loco por Cristo", aunque éstos solían peregrinar, y no tenían un lugar fijo donde vivir (*2). Anatoly sin embargo a escogido en lugar de vivir en el monasterio junto con la comunidad religiosa, vivir en la bodega donde se almacena el carbón para calefaccionar el monasterio. Es difícil para los monjes entender al Padre Anatoly. Pasa la jornada recolectando carbón y va y viene en viajes interminables para almacenar el producto. Gentes de lugares lejanos vienen a buscar a un santo cuyo "secretario" es Anatoly. El tiene un extraño comportamiento, cuando va al oficio no ora frente al altar o cara a los íconos sino que ora de costado o en lugar de orar silva o hace ruidos extraños. Pone en aprietos a sus hermanos en la fe, les hace bromas pesadas y parece que se burla de ellos. Lo cierto es que nadie ha comprendido que esta locura voluntaria y humilde esconde a un gran penitente y a un gran santo. Anatoly carga con una cruz, un pecado de su juventud, un hecho que no se borra de su mente y que le provoca día a día a orar con el salmista: "Porque mi iniquidad reconozco y mi pecado está ante mí sin cesar; contra Tí solo pequé, y lo malo ante Tí realicé, de modo que sea enderezado por tus palabras y prevalezcas cuando juzgues Tú".
Esta película encarna muy bien la espiritualidad del cristianismo ortodoxo, en especial de la vida monástica.
Nos invita a la oración y al arrepentimiento, y a buscar una sincera conversión para procurar la salvación de nuestra alma.

Quiero dedicar este post a la película "Ostrov" (La isla). Se convirtió en mi película favorita, desde que la vi el año pasado por primera vez, y me quedó la tarea pendiente de conseguir subtítulos en español.

Hace un año no se conseguían subtítulos más que en inglés, y ahora ya hay en varios sitios subtítulos en español, pero la traducción no es muy buena para mi gusto, sobre todo en las partes donde hay oraciones, y algo que a mí en particular no me gusta es ver todos los nombres referentes a Dios en minúsculas (señor jesucristo, dios, madre de dios, etc).

Así que estuve mejorando un poco los subtítulos, comparando con los subtítulos en inglés que en general es una traducción mucho más fiel.
También corregí algunas partes donde hay oraciones típicas de los oficios litúrgicos bizantinos.
Hay una parte en que Otets Anatoly reza el salmo 1 (Katisma 1º):

1 "¡Bienaventurado el varón que no anda en consejo de impíos, y que en camino de pecadores no pone pie,
y en sitial de pestilentes no se sienta,
2 más en la ley del Señor está su voluntad, y a su ley se aplica día y noche!.
3 Y será como árbol plantado junto a corrientes de agua, que su fruto da a su tiempo,
y su hoja no decae; y todo aquello que hace resulta.
4 ¡No así los impíos, no así! más como polvo son, el que barre el viento de la faz de la tierra.
5 Por eso no se levantarán los impíos en el juicio, ni los pecadores en el consejo de los justos.
6 Porque conoce el Señor el camino de los justos, y el camino de los impíos se pierde".

También hay una parte en que Otets Anatoly ora llorando y suplicando al Señor con el salmo 50, y como es bastante largo, hay una parte solamente traducida, después él se va alejando y sigue rezando este salmo, luego hay un primer plano y sigue con otra parte del mismo salmo:

"Rocíame con el hisopo, y estaré puro; lávame y más que la nieve me blanquearé..."

Con respecto a la Oración de Jesús, la traducción más exacta del ruso es: 
"Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador", y que es la forma más usada para orar (en cambio estaba traducida como: "oh señor, ten piedad de este pecador").

En otra parte de la película cuando oran primero el Padre Filaret, luego el Padre Job, y finalmente el Padre Anatoly, de quien se escucha perfectamente de su voz toda la oración que se canta en la Divina Liturgia luego de la consagración, en la Memoria de la Virgen y de los santos, y que es el "Digno es": "Dostóino iest' iáko voístiny, blazhíti tia bogoróditsu, prisnoblazhénnuiu, i máter Boga náshego...", que estaba traducida solo una parte de esta manera: "oh madre de dios, eternamente bendita y no profanada,más honrada que los querubines, y más gloriosa que los serafines, te aumentamos." Por lo que la cambié por una mejor traducción:

"Digno es y conforme a la verdad*, bendecirte Gestadora de Dios*,
siempre bienaventurada y muy inmaculada*, y Madre de nuestro Dios.*
Más honorable que los querubines* y más gloriosa sin par que los serafines*,
sin corrupción a Dios Verbo diste a luz*, verdadera Madre de Dios te engrandecemos*."

Casi al final de la película, cuando Otets Anatoly hace un exorcismo a una mujer, usa una oración muy conocida, y también puse la versión que rezo por las noches, y que está dentro de las "Oraciones por la noche", o al ir a acostarse, y que recomiendan lo siguiente:

"En el momento de dormir, se besa la Santa Cruz. Haz la señal de la cruz en tu cuerpo desde la cabeza a los pies. También haz la Santa señal alrededor tuyo, expulsando los demonios, diciendo esta oración  en honor de la Santa Cruz". Ésta es exactamente la misma oración que reza Otets Anatoly como oración de exorcismo:

"Levántese Dios y sean disipados sus enemigos, y huyan de su presencia los que lo aborrecen; desaparezcan como el humo, como se derrite la cera al calor del fuego, así perezcan los enemigos de la vista de los que aman a Dios, y que hacen la señal de la Cruz en sí mismos, que claman  con regocijo: Regocíjate, oh venerable, vivificadora Cruz del Señor expulsando a los demonios por la fuerza de Aquel que estaba crucificado sobre Tí, Nuestro Señor Jesucristo, que bajó al Hades y pisoteó la fuerza del diablo y que nos dio a Ti, gloriosa Cruz para expulsar a cualquier adversario, oh honorable y vivicadora Cruz del Señor, ayúdame junto con la Santa Soberana Virgen Deípara y con todos los santos por los siglos. Amin.

(y que se culmina diciendo antes de dormir: "En tus manos, Señor Jesucristo, Dios mío, encomiendo mi espíritu; bendíceme, apiádate de mí y concédeme la Vida Eterna. Amin.)


Otras oraciones, como el Trisagio que es común a todas las oraciones, como por ejemplo Tercia y Sexta, antes de la Divina Liturgia, también estaban cambiadas, el Gloria empezaba así:
"La gloria esté con el padre, y con el hijo, y con el espíritu santo, por siempre jamás. Amén."

 Y las cambié por como oramos en español en el rito bizantino:

"Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amin".

Como así también el comienzo de estas oraciones:  "Slava tiebie, Bozhe nas, slava tiebie" la traducción exacta es "Gloria a Tí Dios Nuestro, Gloria a Tí" y estaba traducida como: "La gloria esté contigo, oh señor, la gloria esté contigo". Pequeños detalles, pero que mejoran la calidad de los subtítulos en español.

Éstos son sólo unos ejemplos, de ésta manera fui adaptando los subtítulos (principalmente en lo que se refiere a oraciones, pero también cambié algunas partes de diálogos cuya traducción no era muy buena, y que en inglés por ejemplo sí estaban más entendibles), que seguramente pueden mejorarse más aún. Los subí a este sitio para que los puedan descargar:


(los subtítulos son un archivo .srt)

Esta es la versión original de la película sin subtítulos, para que puedan agregarle los subtítulos corregidos:




Por último, un pequeño detalle a tener en cuenta para que funcionen bien los subtítulos: el nombre tanto de la película como de los subtítulos deben guardarlos en la misma carpeta y ponerles exactamente el mismo nombre de archivo, de esta manera al abrir la película se cargarán los subtítulos automáticamente.

También hay otra versión en youtube con subtítulos en español bajados de www.allsubs.org. No es la mejor, pero es una opción más:





 Bueno amigos, espero que les haya sido de utilidad,  Muchas gracias. Saludos a todos. Dios los bendiga. Aquí pueden ver el trailer oficial de la película Ostrov (La isla) con subtítulos en inglés:







*1)Sinopsis en parte confeccionada, con la ayuda de 
http://cinecatolicoespiritual.blogspot.com/.
(*2)Yurodivi:  En la historia de la Iglesia Rusa existe una categoría de santos llamados «locos por Cristo».Algo semejantes a un San Juan de Dios de la Iglesia Occidental. Aquellos hombres llevaban, en ruso, el nombre de «yurodivi», lo que significa algo entre loco y místico. El objeto de dicha locura es la humillación, tratándose de una locura simulada por razones ascéticas, o, sencillamente, la consecuencia de ser auténticos «pobres de espíritu». En ambos casos, el resultado es idéntico: la aspiración de una sabiduría nueva, sobrenatural, de una «sabiduría de corazón» que se manifiesta por la paz del alma, el amor de los enemigos, el don de la oración ferviente y, a veces, por un conocimiento profético del porvenir o de los pensamientos secretos del hombre.  Para el pueblo ruso, los «locos por Cristo» han sido siempre (y son hasta hoy día) la imagen viva de aquellos pequeños, de aquellos «pobres de espíritu» de aquellos «niños», a quienes están revelados los misterios del Reino de Dios. Son portadores de la sabiduría sobrenatural, que aparece solamente después de haber humillado lo que se llama la «razón natural». La «locura de la Cruz» predicada por San Pablo, la sabiduría misteriosa y oculta en Dios, es eso lo que venera el cristiano ruso en sus «locos por Cristo», acordándose de que «antes eligió Dios la necedad del mundo para confundir a los sabios...» (I Cor I, 27-29.) Extracto de un texto de Jorge Tzebrikov. (Extraído de http://www.pro-ortodoxia.com.ar/)



sábado, 6 de noviembre de 2010

Liturgia Bizantina. Icono, Evangelio y Eucaristía

El icono se integra en la liturgia. Y la liturgia se condensa en la Palabra y la Eucaristía. El Evangelio, la Eucaristía, el Icono: he aquí los tres principales conductos por los que Dios llega hasta nosotros, y por los que nosotros llegamos a Dios. La Palabra es, a la vez, Imagen y Alimento, se ve y se come.

ICONO Y MISTERIO EVANGÉLICO


Los hechos terrestres de la vida de Cristo pueden ser representados en iconos como son representados por las palabras en el santo Evangelio que, en este sentido, no es sino un icono verbal de Cristo.

No se trata de una simple adición: palabra más imagen, sino de una interacción, o mejor, de una comunión salvífica. El acercamiento del icono a la Escritura en la liturgia, señalado por numerosos Padres, encuentra su explicitación categórica en el Séptimo Concilio Ecuménico: " Resolvemos que la imagen sagrada de nuestro Señor Jesucristo debe ser venerada con el mismo honor tributado a los Santos Evangelios, porque así como mediante la palabra contenida en ese Libro, llegamos todos a la salvación, así, gracias a la acción realizada por los iconos mediante sus colores, todos, sabios e ignorantes, extraemos utilidad y provecho".

Escribe Evdokimov que la Palabra, proferida y escuchada, se contiene en la Biblia; hecha arquitectura, se expresa en el templo; proclamada y cantada en el culto, integra la liturgia; misteriosamente dibujada, se ofrece en contemplación, en "teología visual", bajo forma de icono (1).

La proclamación del Evangelio en la divina liturgia hace de alguna manera presente el hecho que allí se relata. Pues bien, como hemos señalado más arriba, cuando se celebra un determinado misterio o la conmemoración de algún santo, se expone en la iglesia el icono correspondiente. El icono se arrima a la palabra, y ambos nos aproximan en el espacio a lo conmemorado. Pero también nos acercan en el tiempo, nos hacen "contemporáneos" de Cristo y de sus misterios. La extraña fórmula litúrgica "In illo tempore", con que comienzan las perícopas del Evangelio, alude al "tiempo sacro", que mistéricamente se hace presente. Los himnos y oraciones de la Iglesia que conmemoran la navidad, el bautismo, la transfiguración, la muerte y resurrección del Señor, suelen empezar con las palabras: "Hoy ha nacido Cristo", o bien : "Hoy ha resucitado de entre los muertos". Este "hoy" no hace que la historia sea menos importante; por el contrario, la Iglesia puede recurrir a dicho adverbio con tanta confianza porque tiene la plena convicción de que los hechos relatados en el Evangelio son hechos históricos, y que hubo un día en que cada acontecimiento tuvo lugar; pero su significación es tal que vencen al tiempo y son capaces de hacerse presentes a todas las generaciones de la historia (2). Cuando se celebra la Navidad, de alguna manera asistimos al nacimiento de Cristo; y el Cristo resucitado se nos manifiesta también a nosotros en la noche de Pascua. Los iconos de la Navidad, de la Resurrección, de la Ascensión, que se proponen a la especial contemplación de los fieles en sus fiestas respectivas, participan del "hoy mistérico", acercan el misterio en el tiempo. "Es el mismo sacrificio el que ofrecemos, no uno hoy, otro mañana", dice el Crisóstomo (3).


ICONO Y EUCARISTÍA




Los Padres han definido la esencia del cristiano por su participación en la adoración "eucarística" y doxológica: el cristiano es el hombre del Trisagio, quien ha accedido al coro de los ángeles que "en un movimiento eternamente inmóvil alrededor de Dios, alaban, santifican con tres santificaciones el triple rostro del Dios único" (4).

El icono es una consecuencia ineludible de la Encarnación del Verbo. Y la Encarnación del Verbo concluye en Eucaristía, donde el Verbo sigue haciéndose carne sobre el altar. El icono representa a este Cristo encarnado que se hace Eucaristía. Decía el Damasceno que cuando miraba un icono de Cristo, su vida espiritual se sumergía en el misterio de la Encarnación. Y, podríamos agregar, se sumerge en el misterio de la Eucaristía. Observa Ouspensky que la autenticidad de la imagen, de su contenido, aparece en su conformidad al Sacramento. Así la realidad del cuerpo glorificado y vivificante de Cristo en el sacramento de la Eucaristía está necesariamente ligada a la autenticidad de su imagen personal, porque el Cuerpo de Cristo, representado sobre el icono, es el mismo Cuerpo de Cristo que palpita en los Dones consagrados (5). En ambos casos, Dios desciende hasta nosotros y el hombre se eleva hacia Dios, o, dicho en términos más patrísticos, Dios se humaniza para que el hombre se divinice. Son las bodas místicas del Cristo Esposo de la Iglesia Esposa, pero también con cada alma, que es una microiglesia. Contemplando el icono de Cristo y comiendo su carne, entramos en la koinonía nupcial.

ICONO Y SINFONÍA CORAL


Decía Paul Valéry: "¿No has observado, al pasearte por esta ciudad, que entre los edificios que la pueblan, unos son mudos, otros hablan, y otros, por fin, que son más raros, cantan?". En efecto, hay edificios muertos, académicos, pura imitación, que a lo más balbucean, pero que no cantan ni hacen vibrar (6). Y el canto es la condición necesaria de toda auténtica obra de arte.

Así es el arte icónico, dentro de la liturgia y del edificio cultual que lo alberga. "La Nueva Roma -escribe L. Bouyer- supo crear no solamente un arte plástico y arquitectónico nuevo, vivaz, y que renovó sin cesar su originalidad desde el siglo VI hasta la caída de Constantinopla, sino también un pensamiento metafísico, una poesía lírica y dramática, una sabiduría de la vida, y todo ello logrando una unidad orgánica. La liturgia bizantina es el corazón de esta civilización" (7). Las diversas expresiones de arte que exhibe el templo -líneas arquitectónicas, frescos, iconos- encuentran su elucidación integral en el misterio litúrgico. Ninguna de esas expresiones, ni siquiera el icono, resultaría inteligible fuera de dicha referencia. La liturgia misma, en su conjunto, es el icono -icono coral- de la entera economía de la salvación.

A ese coro se unen también los elementos materiales que la Iglesia asume para vehicular la salvación. Nos referimos a la materia de los sacramentos, el pan, el vino, el óleo..., todos elementos sin voz pero que se agregan a la alabanza de los que tienen voz. Sin embargo, ese coro no se limita a las personas y objetos visibles que lo componen. Se extiende a personas invisibles: Cristo, la Virgen, los santos, los ángeles. Refiriéndose a ello decía Gogol, el gran literato ruso del siglo pasado, que en la liturgia el diácono "inciensa y se inclina también ante las imágenes de los santos, como huéspedes llegados para la Cena". Los iconos cumplen un papel relevante en este tránsito de una visión meramente carnal de la liturgia a una visión en la fe. "En tus santos iconos contemplamos los tabernáculos celestiales y exultamos de alegría sacra", canta la liturgia. A través de ellos se establece un contacto coral entre la liturgia terrestre y la liturgia celestial. Y cuando el celebrante inciensa, engloba en su gesto a los santos representados y a los fieles que se encuentran en la iglesia, expresando así dicha coralidad.

De este modo lo visible y lo invisible, lo espiritual y lo corporal se desposan en el poema sinfónico de la sagrada liturgia. El canto oído, el icono contemplado, el incienso percibido, y la Eucaristía saboreada nos permiten hablar de la vista, del oído, del olfato, del gusto litúrgicos, que no son sólo sensibles sino también espirituales. Este culto es "el cielo sobre la tierra", como dice Boulgakoff, la manifestación de la belleza del mundo trascendente. Es la belleza, como Gloria de Dios, que llena el templo (8).

Sinfonía coral que es una forma de danza, magníficamente expresada en la pintura icónica. Se asegura que la mayoría de los pintores sagrados eran también cantores en el culto. En sus traslados inevitables de iglesia a iglesia, no pudiendo llevar consigo los libros con los textos litúrgicos, es muy probable que, para documentarse e inspirarse, conservasen en el acervo de su memoria las estrofas musicales propias de cada fiesta y de cada misterio del año litúrgico, y cantasen, al menos mentalmente, mientras pintaban; de allí quizás la ritmicidad que se advierte en sus iconos. Sea lo que fuere, resulta evidente que los grandes iconógrafos poseían un agudo sentido del ritmo. Los grupos de sus figuras se balancean y se equlibran armoniosamente. Las líneas se llaman y se responden como las voces en un coro polifónico. El paisaje estilizado acompaña a las figuras, danza con ellas.

En fin, todo conspira para que resulte un sacro poema coral, transido de belleza. Esa belleza que, como acaba de decirnos Boulgakoff, es la Gloria de Dios que invade el templo, esa Belleza que, según Dostoievski, salvará el mundo.




(De El Icono. Esplendor de lo sagrado. P.Alfredo Sáenz, S.J. Ediciones Gladius 1997)

Notas:
(1) Cf. El Conocimiento de Dios en la tradición oriental, Paul Edvokimov, Paulinas, Madrid, 1969.p.147.
(2) Cf. N. Zernov, Cristianismo oriental, Guadarrama, Madrid, 1962. p.331.
(3) In II Tim., hom. II, 45: PG 62, 612.
(4) S. Máximo el Confesor, Mystagogia 19: PG 91, 696.
(5) Cf. La théologie del l'icône. L.Ouspensky. pp.461-462.
(6) Escribe Gilson que una antigua tradición, de origen prevalentemente griego, asociaba la música con el nacimiento de ciertas obras maestras arquitectónicas. "Y en un sentido la arquitectura es una especie de música solidificada. Un edificio es como una sinfonía de piedras cuyas partes coexisten en el espacio en vez de sucederse en el tiempo": Pintura y realidad. Aguilar, Madrid, 1961. p.241. Boecio, por su parte, escribió que la poesía es también una forma de música.
(7) "Les catholiques occidentaux et la liturgie byzantine", en Dieu Vivant XXI (1952) 21.
(8) Cf. L'Orthodoxie, Delachaux and Niestle, Paris, 1959. Paul Edvokimov


viernes, 22 de octubre de 2010

El Icono y su incersión en el culto. Diferencias entre imagen de culto e imagen de devoción



Por la palabra ícono -del griego eikón, que significa imagen- se entendía en el ámbito de la antigua Bizancio, toda representación de Cristo, la Virgen o los santos, fuesen esas imágenes pintadas o esculpidas. Pero en el lenguaje de la historia del arte, la expresión  icono designa principalmente la imagen religiosa de la Iglesia oriental, griega y sobre todo rusa, imagen a menudo portátil, de género sacro, realizada sobre tabla de madera con una técnica peculiar y siguiendo una tradición transmitida a lo largo de los siglos.
La imagen sacra no es reductible a lo que pueda representar como objeto de interés artístico o como elemento decorativo para nuestras iglesias. Se trata de un tema que tiene relación con la filosofía, en cuanto que la imagen es esencialmente relativa a sus arquetipos, y en última instancia al ser, de cuya verdad y bondad es esplendor. Pero sobre todo tiene que ver con la teología, ya que es como un punto de encuentro de los grandes temas de la fe y condensa la quintaesencia del misterio cristológico escudriñado por los seis primeros concilios de la Iglesia. A este respecto afirma V. Lossky, un eminente teólogo ruso, que si el hombre es loguikós, es decir, racional, o mejor, "a imagen" del Logos, todo lo que concierne al destino del ser humano -la gracia, el pecado, la redencion por el Verbo hecho carne- deberá relacionarse igualmente con la teología de la imagen. Lo mismo se puede decir de la Iglesia, de los sacramentos, de la vida espiritual, de la santificación, de la esjatología. No hay rama alguna de la enseñanza  teológica que se pueda aislar completamente del problema de la imagen, sin correr el riesgo de separarla del tronco vivo de la tradición cristiana.
A ésta razón más elevada -la razón teológica- del interés de un estudio sobre el ícono, podemos agregar otra de índole prevalentemente pastoral. En una civilización como la actual, que se ha dado en llamar "civilización de la imagen", en un mundo prácticamente sumerso en la imagen, en toda suerte de imágenes, violentas, eróticas, comerciales, imágenes impactantes y seductoras, se hace más necesario que nunca la presencia de la imagen pura, de la imagen santa, de la imagen que haciéndonos sensibles a la verdadera belleza, la de Dios y la de su creación, eleve nuestro corazón al conocimiento de los divinos misterios. Una imangen que no provenga de los bajos fondos de la subconciencia, fomentando deseos tortuosos, sino que descienda de lo alto y nos conduzca hacia lo alto.

Como sabemos el arte bizantino no se limita a la ciudad de Constantinopla, ni siquiera a los confines del imperio bizantino, pero es en Rusia donde el arte bizantino dejó su impronta más profunda y duradera. 
Las iglesias rusas impresionan por la riqueza de su decoración: hay en ellas frescos y mosaicos sobre las paredes, y numerosos iconos, no sólo en el iconostasio, sino también en mesitas especiales, inclinadas a modo de atriles, que los acercan a la veneración y el beso de los fieles.
Desde su infancia, los cristianos orientales están habituados a los iconos y saben lo que cada uno de ellos significa, de ahí que cuando los ven, los reconocen inmediatamente. Al entrar en una iglesia, no hacen genuflexión, como en occidente, sino que se acercan directamente a los iconos allí expuestos, se inclinan con reverencia, se persignan una o tres veces, tocando en ocasiones el suelo con la mano derecha, y, después de una breve plegaria, besan primero la imagen de Cristo, luego la de su Madre, y eventualmente la de la fiesta o del período litúrgico correspondiente, que siempre está expuesta en el centro de la iglesia sobre un atril elevado. Junto a los iconos arde un grueso cirio o un candelabro con varias velas, que los fieles encienden como expresión de su invocación interior.
La veneración del icono se relaciona con el tiempo y con el espacio. Con el tiempo, ante todo, ya que se dirige de manera particular al icono de la fiesta que se celebra ocasionalmente en el culto. Cuando llega a su día es solemnemente llevado por el sacerdote a un sitio destacado de la iglesia, entre cantos e incienso, para permanecer allí, incluso después de la fiesta, aproximadamente por  una semana. Las grandes iglesias poseen imágenes de todos los santos que se festejan a lo largo del año. El icono de la Resurrección es retirado sólo en la vigilia de la Ascención. Asimismo se veneran con predilección los iconos del lugar, es decir, los grandes iconos de Cristo, de la Virgen, y especialmente el que representa la advocación o el misterio titular de la iglesia, que están fijos en la fila inferior del iconostasio.

El icono forma parte integrante de la liturgia bizantina. Sin él quedaría trunca la proclamación del misterio conmemorado por la Iglesia mediante los textos litúrgicos leídos o cantados. No se trata de una simple adición, como si se sumara la imagen a la palabra, sino de una presencia enriquecedora de la palabra. De ahí la costumbre de multiplicar las incensaciones que recaen no sólo sobre los libros sagrados y los fieles presentes, sino también sobre los iconos, como para destacar la unidad de la Iglesia terrestre, concretada en los cristianos que allí se encuentran, y la Iglesia celestial, figurada en los diversos iconos.(1)


IMAGEN DE CULTO E IMAGEN DE DEVOCIÓN


En el ámbito oriental, el icono no es simplemente una imagen de tema religioso. Es una imagen sacra, cuyo lugar propio es el culto. A semejanza de la palabra, forma parte integrante de la liturgia. Por eso, luego que el artista termina de pintar su icono, un sacerdote debe consagrarlo. Este rito realiza una verdadera "desprofanización": la Iglesia lo retira del plano puramente artístico y lo ubica en el mundo de los "sacramentales", lo carga con una misión cultual. A nosotros los occidentales no nos sorprende encontrar en un anticuario un cuadro de tema religioso, pero nos chocaría ver allí un cáliz en pública subasta. Para un oriental el escándalo es el mismo: ya se trate de un vaso sacro o de un cuadro sacro, la profanación es semejante.

Quede pues, en claro, que a diferencia del cuadro de tema religioso, el icono es arte sagrado. Ya se lo utilice en el orden doméstico para la oración familiar, o en la iglesia para la liturgia, es siempre objeto de un verdadero culto, lo que lo diferencia sustancialmente de la simple imagen de piedad, que con frecuencia se usa tan sólo con fines de ornamentación. De ahí que los cristianos del Oriente consideran una profanación toda actitud que signifique falta de consideración por los iconos, por ejemplo, fumar delante de ellos. Exponerlos en un museo equivale simple y llanamente a una desacralización. Si no es venerado, el icono deja de ser tal.(2)
Nadie ha penetrado como Guardini en la diferencia que existe entre lo que él llama "imagen de culto" y la "imagen de devoción". 
Por imágenes de culto entiende Guardini al Cristo de Monreale, la Maddona de la iglesia de Torcello, los Santos de San Apolinar, y todo lo a ellos semejante en mosaicos, vitraux, esculturas y pinturas. En cambio, imágenes de devoción al Cristo de Miguel Ángel, la Madonna de Tiziano, las figuras de Rafael, Rubens, y cuanto tiene algún parentesco con dichas imágenes.

La imagen de culto no procede de la experiencia interior del artista, sino del ser y el gobierno de Dios, que obra sobre el mundo a traves de sus palabras y de sus "gestas", y particularmente por el misterio de la encarnación del Verbo. De esta realidad y este gobierno salvador de Dios procede la imagen de culto, cual instrumento de la economía de salvación. La imagen de devoción, en cambio, brota de la vida interior del individuo, sea del artista o del que la encarga, sea del pueblo o de la época, con sus corrientes y tendencias propias. También este tipo de imágenes se refiere a Dios y a su gobierno, pero como procediendo de la piedad humana. Es decir, mientras que la imagen de culto parece venir de la trascendencia, la imagen de devoción surge de la inmanencia, de la interioridad.

Estamos acostumbrados a equiparar lo religioso con la interioridad; mientras así lo hagamos, nada podremos entender de la imagen de culto, porque ésta no tiene "interioridad", o mejor, interioridad humana, psicológica. Si se quiere seguir hablando de interioridad habría que atreverse a decir que en dicha imagen se hace perceptible la interioridad divina. Tampoco puede buscarse en la imagen de culto ningún tipo de "psicología", en el sentido habitual de la palabra.

En la imagen de culto, Dios se hace presente. Por cierto que el cristianismo, mirando una imagen de Cristo no dirá: "Esto es Cristo". Pero si se trata de una auténtica imagen de culto, y él es capaz de verla como corresponde, entonces  tampoco dirá meramente: "Esto representa a Cristo". Lo que entiende es una tercera cosa, distinta de las otras dos. Frente a semejante postura, la sensibilidad de la Edad Moderna tiende a tacharla enseguida de "cosificación" de lo religioso, de magia, de primitivismo. En realidad ello significa no que el hombre moderno sea un hombre superior, sino simplemente que ha perdido un órgano, el único órgano que le permitiría captar esa cosa especial. Se le puede llamar el órgano para el misterio, o para lo litúrgico, o, dicho más en general, para el símbolo. De lo que se trata es de una forma propia de presencialización, que no se puede reducir a otras: la presencia mediante la imagen sagrada.

Podría decirse que en la imagen de culto priva lo divino, y en la imagen de devoción predomina lo humano. Esta última no intenta expresar tanto la realidad sagrada cuanto más bien la realidad experimentada. Lo que en ella habla es el hombre. Ciertamente el hombre creyente piadoso, pero siempre el hombre. Ante la imagen de culto uno no se pregunta; ¿Quién la hizo, cómo la realizó?. Con frecuencia esas imágenes son anónimas. La obra humana queda en un segundo plano. Lo que resalta es la presencia sagrada. En cambio, la imagen de devoción revela primordialmente la personalidad de un hombre determinado, el artista. El que hace una imagen de culto no es un "creador", si tomamos esta palabra tal como solemos emplearla, sino un servidor, alguien que obra con una finalidad bien determinada: hacer posible la presencia de lo sacro. En la imagen de devoción, el hombre tiene una iniciativa completamente distinta. No busca configurar un marco donde pueda ingresar la presencia, sino representar lo que imagine su fantasía.

La imagen de culto está en relación con el dogma, con el sacramento, con la realidad objetiva de la Iglesia. Por eso el que la lleva a cabo ha de someterse a una misión e incluso un control por parte de la Iglesia. En la imagen de culto se prolonga el dogma,  la verdad de la fe, el orden sacramental, que no proceden de la experiencia interior, sino de Dios y de la sagrada doctrina. Está hermanada con la teología y, desde este punto de vista, una imagen puede constituir una herejía objetiva. De modo totalmente diverso ocurre con la imagen de devoción, en estrecha relación con la vida individual del cristiano.

La imagen de culto es sagrada, en el sentido estricto de la palabra, imagen de majestad. Si bien atrae por su belleza, resultando fascinans, en ella se hace también perceptible lo tremendum, lo inaccesible de Dios, consolidando en el hombre el sentido de su creaturidad. La imagen de culto destaca las fronteras que separan al hombre de lo divino. La imagen de devoción, por el contrario, tiende puentes, manifestando más bien la semejanza entre lo humano y lo divino.

El lugar pertinente de la imagen de culto es el ámbito de lo sagrado. Se accede a ella desde lejos, en forma de peregrinación, y luego uno se vuelve a apartar de ella, regresando al lugar de origen, a la casa, a la patria, conmovido y santificado. Es cierto que, en ocasiones, puede ser llevada por las calles y el campo, pero no se queda allí, sino que regresa a lo sagrado. Tampoco tiene su lugar natural en una casa. Y cuando, a pesar de ello, como acontece en el Oriente, están en una casa y se la percibe tal como es, inmediatamente forma un enclave sacral; un lugar reservado en la pared, un rincón, un cuarto, en prolongación de lo sagrado, nítidamente distinguido del restante espacio utilitario. La imagen de devoción, por su parte, aunque se halle en una iglesia, lo está en cuanto que la iglesia es considerada, antes que el lugar de los misterios divinos, como un ambiente religioso, un sitio de edificación; está allí cual un adorno, sin distinguirse del modo como se encuentra normalmente en una casa, en la pared de un cuarto. El llegar hasta ella y el retirarse, no tiene un carácter cualitativo, sino sólo espacio-temporal.

La auténtica imagen de culto proviene de la inspiración del Espíritu Santo. Es cierto que toda obra de arte exige no sólo dotes en su autor sino también inspiración, y en este sentido, si es auténtica, tiene cierta dependencia del Espíritu Santo. La imagen de culto, sin embargo, está en un sentido especial bajo la dirección del Espíritu: sirve a su obra en la Iglesia, de modo análogo a como le sirve la inteligencia cuando hace teología (cf. Ex 33,31-34), o el vidente cuando profetiza. Quizás sea lícito incluir el don del arte sagrado entre los carismas del Espíritu, de que habla San Pablo.(3)

Termina Guardini sus reflexiones afirmando que la imagen de culto tuvo su período de esplendor en los tiempos pasados, entre los que señala el primitivo cristianismo, el románico y el primer gótico. Obviamente hemos de agregar, en el ámbito oriental, el arte bizantino y su derivación rusa. Luego predominaron las imágenes de devoción. Y cierra su artículo preguntándose: ¿Será todavía hoy posible la imagen de culto?.(4)

Un excelente complemento al análisis de Guardini nos lo ofrece Evdokimov cuando, refiriéndose a este tema, dice que toda obra puramente estética se abre en un tríptico cuyas partes son el artista, la obra y el espectador. El artista ejecuta su obra y suscita una "emoción" admirativa en el alma del espectador. El conjunto está encerrado en este triángulo del inmanentismo estético. Y aun cuando la obra de arte verse sobre un tema religioso, y consiguientemente la emoción se haga sentimiento religioso, éste no proviene sino de la capacidad subjetiva del espectador para experimentarlo, y no es apto para enmarcarse en el contexto del misterio litúrgico. El arte sacro del icono, por el contrario, trasciende el plano emotivo, y por eso, no haciendo concesiones a la sensibilidad, se muestra con una cierta sequedad y despojo hieráticos. En razón de su función litúrgica, el icono rompe el triángulo estético y su inmanentismo consiguiente, abriéndose a un cuarto principio que está más allá del triángulo, a saber, la trascendencia. Ante la parusía teofánica, el hombre se prosterna en adoración.





(Extraído de "EL ICONO. Esplendor de lo sagrado" (P. Alfredo Sáenz, S. J., Ediciones Glaudius 1997)

Notas:
(1) Cf. M.Donadeo, Le icone, Morcelliana, brescia, 1980,pp.54-57. N. Zernov escribe en su libro Cristianismo Oriental: "La libertad y espontaneidad de los cristianos de Oriente deriva de la convicción de ser todos miembros de una sola gran familia compuesta de vivos y muertos; los cristianos van a los oficios litúrgicos como huéspedes a un banquete en que los santos ocupan el lugar de honor. Tal sentimiento justifica la presencia de un número tan importante de iconos. Por esos signos visibles el cristiano quiere de hecho acordarse de sus huéspedes invisibles y su primer gesto al entrar a la iglesia es saludarlos, ofreciéndoles una vela encendida, símbolo de amor y del recuerdo continuo de sus antepasados. A menudo se completa este gesto besando el icono con deferencia. Esta costumbre corresponde al antiguo saludo cristiano del ósculo de paz". Zernov, nacido en Moscú en 1898, era profesor de cultura religiosa ortodoxa en la Universidad de Oxford cuando escribió este libro.
(2) Cf. T.Spidlik, "El icono, manifestación del mundo espiritual", en Gladius 5 (1986),p.97. Spidlik cita en su favor un contexto de Florenskij: "Fuera de su relación con la luz, fuera de su función, la ventana es como inexistente, muerta, no es una ventana: arrancada de su relación con la luz, no es sino madera y vidrio...Lo mismo ocurre con los iconos, representaciones verbales de apariciones misteriosas y sobrenaturales": Le Porte Regali...,p.59.
(3) Cf 1Cor cap.12. Si también el arte de devoción depende en alguna forma del Espíritu, el toque divino sólo se traduce en la creatividad individual, sin explícita ordenación al ámbito de los misterios sagrados.
(4) Cf. "Imagen de culto e imagen de devoción" (Kultbild und Andachtsbild), en Obras I, Cristiandad, Madrid, 1981, pp.335-349.